Se propone esta línea de trabajo: mantener el trazado típico de este ensanche insertando las ventajas y comodidades que ha conquistado el urbanismo contemporáneo:
-Abrir el patio de manzana para el uso público,
-Optimizar el soleamiento extrayendo cuartos de manzana.
-Posibilitar una secuencia de espacios para uso público que no resulten inhóspitos procurando una escala adecuada y mejorar las conexiones peatonales.
-Cuidar las alturas mediante juegos de volúmenes que las guarnecen y las retrasan a un plano secundario a vista de transeúnte.
-Establecer una gramática adecuada para cada uso para que los volúmenes resultantes estén en la posición idónea para su papel urbano como fondo, remate, hito, según el caso.
-Posibilitar el aprovechamiento de ciertos volúmenes y usos en el interior de las manzanas.
-Recurrir a espacios de uso público porticado que mejoren las aptitudes de variedad de uso del conjunto amoldándose al clima (cubrición cuando llueve, sombra cuando hace calor, etc.) resultando más apetecible a lo largo del año.
La idea es realizar una división de la gran manzana que ocupa ahora mismo el colegio de los Salesianos a modo de meiosis celular, para poner las dos resultantes al tamaño característico del resto de las manzanas del ensanche. Así, presentamos una aparente división que, incompleta, sigue manteniendo ambas manzanas dentro de un único contorno, parcialmente unidas a través del equipamiento que articula los espacios de uso público.
Para facilitar la ejecución por fases y de mantenimiento, el solar se ha parcelado en nueve lotes (uno de ellos el centro cívico). Los lotes podrán colindar y abrir luces y vistas sobre otros lotes (lo que se resuelve mediante la constitución de una servidumbre de luces y vistas al proceder a la segregación parcelaria), y aunque todos tienen sus propios sótanos de garaje (a excepción del centro cívico, que no se ha proyectado pero podría tenerlo) también es posible mediante acuerdo previo que lotes colindantes compartan un único garaje subterráneo.
El lugar es un sitio de transición entre tramas urbanas, tipos de edificación y tipos de espacio libre, y por ello la propuesta constituye un esfuerzo de remate y también de evolución transversal. Por ello, se propone:
-La gradación de alturas y fragmentación de volúmenes en el alzado hacia manzanas con menos alturas (hacia áreas de vivienda unifamiliar aislada y en fila)
-El recurso a la ocupación del interior de manzana tomando como ejemplo otras manzanas próximas existentes en el barrio para conseguir acotar los espacios públicos haciéndolos más acogedores y evitando alturas al ganar superficie edificada en plantas bajas,
-El giro de ciertos volúmenes para conseguir la relevancia o remate deseables según su uso o posición como final de calle o comienzo de plaza.
-La entrada de arbolado en diagonal en la ciudad a modo de microcorredor verde hacia la avda. de la Baja Navarra
Los bloques proyectados se configuran con un fondo de 18 metros, pensando en una retícula de 6×6 que facilite y optimice las luces entre pilares, lo que resultaría un gran beneficio para la distribución de las viviendas y los garajes necesarios para dichas viviendas, oficinas, comercios, clínicas, etc.
El proyecto está realizado en coautoría con Carla González Stamm, arquitecta y Félix Gómez Pousa, arquitecto.
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