La crisis económica nos ha hecho girar la cabeza a arquitectos y urbanistas. Nos ha sacado de la vorágine de construir ciudad nueva y nos ha obligado a centrarnos en rehabilitar y renovar los ambientes urbanos preexistentes: en reavivarlos.
Regenerar no debe implicar necesariamente una acción constructiva. Como arquitectos debemos estar a la altura de lo que nos demandan ciudades y sociedad para plantear ideas creativas pero también prácticas y resolutivas.
Decidir colocar un uso temporal aquí o allá también puede servir para resolver problemas de circulación, carencia de actividad, etc. A veces la solución puede ser tan sencilla como plantear un mercado temporal, una feria temática o un evento deportivo en una explanada residual o en una zona degradada de nuestra ciudad.
Hacen falta ideas. Los arquitectos debemos contribuir junto con equipos multidisciplinares.
Sin embargo, por mi experiencia, debo decir que lo que más pesa a la hora de plantear iniciativas públicas de regeneración urbana son las decisiones políticas (bien sea indirectamente en forma de subvenciones o incentivos, bien sea mediante inversiones concretas).
El éxito de estas decisiones debería medirse según la capacidad de retorno de la inversión pública en forma de inversión privada que trascienda en beneficio del colectivo (actividad) y según la felicidad y mejora de la calidad de vida de los ciudadanos (entre otras cosas).
Como arquitecto familiarizado con tres ciudades, (Porto, Vigo y Zaragoza) cuya evolución he ido siguiendo durante aproximadamente los últimos 15 años, intentaré hacer un breve análisis intuitivo de los hitos y resultados que han marcado su vigor urbano actual (a riesgo de equivocarme agradezco vuestros comentarios).
Vigo. La crisis económica ha hecho mella en su tejido empresarial. Sin embargo su condición de puerto marítimo ha permitido mantener en equilibrio el intercambio social y económico. Se han hecho varios intentos de tornar la ciudad más atractiva para habitantes y turismo. Con el Plan E, se aprovecharon muy inteligentemente ayudas públicas para humanizar la ciudad. El Consorcio del Casco Vello también ha actuado contundentemente con un papel protagonista en la rehabilitación del centro histórico de la ciudad comprando inmuebles (enrocados en problemas minifundistas) y rehabilitándolos con intervenciones de gran calidad arquitectónica para dedicarlos a usos residenciales y sociales a precio asequible. Además, aproximadamente en la misma fecha, se iniciaron proyectos de calado territorial como la nueva estación de tren Alvia, el aumento de capacidad del puente de Rande y la ampliación del aeropuerto. Otros proyectos interesantes como la ampliación del puerto de trasatlánticos quedaron cercenados prácticamente en origen. Si bien la mejora generalizada del tráfico marítimo de turistas internacionales ha aumentado gracias al tirón del que Vigo y Galicia siempre han gozado entre los ingleses, lo cierto es que la inversión pública apenas ha trascendido por ahora en desarrollo cuantitativo. La humanización de la ciudad está haciendo que en lo tocante a lo ambiental a los vigueses les resulte atractivo vivir, disfrutar y realizar actividades en los barrios intervenidos. Sin embargo, todavía faltan infraestructuras de transporte de cercanías e interconectar las estaciones de comunicación existentes procurando mayor intermodalidad de transporte público para que Vigo pueda alcanzar un vigor urbano reseñable y un papel de liderazgo territorial que permita un desarrollo sustancial también en lo tocante a lo social y a lo económico.
Zaragoza. (…Continuará).