Un promontorio con una edificación preexistente a sustituir es el punto de partida de este proyecto de vivienda.
La parte edificable de la finca no se orienta exactamente en dirección a la vista.
Es necesario un gesto arquitectónico que posibilite un giro en la futura arquitectura para convertirlo en un lugar desde el que divisar la ría de Vigo y gozar de soleamiento amable.
Es por ello que el arquitecto emplea el símil del reloj de sol que se desliga del soporte para conseguir la orientación adecuada:
El resultado es un cubo con una de sus fachadas en cuña cosida al resto mediante una forma sinuosa que hace de lienzo para enmarcar:
- la panorámica del mar,
- el horizonte y
- la actividad del Porto de Vigo.
Se trata de un volumen tremendamente agradecido en cuanto a la organización de estancias y vacíos en su interior, que prima la interrelación de espacios «sin nombre»: aquellos que más frecuentemente sirven de encuentro para sus moradores cuando
- constituyen un lugar de paso recurrente,
- gozan de iluminación cenital indirecta o tamizada que favorece la tranquilidad y el sosiego,
- cuentan con una vista memorable digna de contemplar en compañía.